Realicé
toda primaria en el colegio Seminario San Buenaventura, un colegio campestre,
religioso con una trayectoria de más de 50 años. En el 2008 realicé mi primera
comunión en este colegio, mis padres me hicieron una reunión familiar en el
centro recreacional ¨Lola Melona¨, la cual disfruté mucho, debido a que estaban
todos mis compañeros de primaria y mi familia, mi mamá contrató un
recreacioncita, el cual recuerdo mucho por sus ojos azules y su entretenida
voz, entró con un disfraz de ángel para recibir a todos los invitados, hubieron
juegos, risas y muchísimos regalos.
Días después me
dieron la noticia de que mi abuela Verónica por parte de papá se mudaría con
nosotros, pero que sería por un lapso de tiempo corto, a mi hermano y a mí nos impactó
mucho esa noticia debido a que siempre habíamos vivido solo mis padres, él y
yo. Se mudó en diciembre. Al llegar ella le cedi mi cuarto, ya que fui obligada
por mis padres, no sabía cómo describir mis sentimientos, al ser niña era muy
apegada a mi cuarto ya que ahí jugaba con mis muñecas, me enfureció. Yo no era
muy apegada a ella debido a que ella nunca vivió en mi misma ciudad, ella vivía
en un pueblo llamado El Guamo. Por esa razón no me acostumbraba a que ella estuviera
en nuestra casa. Mi hermano decía que ella se nos comía las galletitas que más
nos gustaban y que a veces comparábamos con nuestro dinero.
El día de los
niños, salí con mi mama a dar una vuelta, decidimos ir caminando para disfrutar
más la salida, al pasar por una tienda de ropa quisimos entrar, recuerdo que
compré una linda blusa rosada, al ir a la caja a cancelar me regalaron un lindo
animal, un pollito. Me sentí la más afortunada de la vida ya que siempre había
querido tener un animal pero nunca me habían comprado uno, siempre dije que la
iba a cuidar muchísimo. Al llegar a casa muy feliz, mi abuela me preguntó cuál
era el motivo de mi sonrisa, le mostré mi pollito, y compartió esa alegría
conmigo. Dos días después el pollito estaba caminando por toda la casa solo y
yo estaba en la mesa del comedor almorzando, cuando escuche un sonido muy
extraño, al voltear vi que mi abuela había pisado mi pollito, fue muy
impactante verlo !Estaba aplastado! Mi hermano decidió taparme los ojos y
llevarme a otro lugar de la casa para no ver eso. Minutos después salí
corriendo a mirar cómo estaba mi pollito, y note caras muy preocupadas, me di
cuenta que se había muerto. Se me salieron las lágrimas al instante, solo habían
pasado dos días desde que me lo regalaron. Mi mamá sacó una cajita con una
manta suave y lo pusimos ahí, fuimos a un parque cerca de la casa y lo
enterramos.
Con el paso del
tiempo, me apegué a ella, compartíamos mucho tiempo de calidad juntas, siempre
me contaba historias de su vida, me ayudaba con mis largas tareas de religión,
me explicaba matemáticas ya que ella mucho tiempo atrás había sido profesora de
la materia. Al llegar al paradero donde me dejaba el bus después de la larga
jornada de clases, ella siempre estaba ahí, esperandome, caminábamos el resto
juntas y hablábamos de cómo había sido mi día. En las tardes me hacía ricas
hojaldras, que recuerdo mucho por su maravilloso sabor y esa harina especial
secreta de la abuela.
En el 2009,
después de un año, ya todos acostumbrados a pasar tiempo de calidad con mi
abuela, nos dio la triste noticia de que se iría a vivir a Barraquilla a vivir
con una de sus hijas, esta decisión la tomó con mucho dolor, ella se sentía muy
enferma y agotada, por su avanzada edad y tenía el presentimiento de que pronto
moriría, por lo tanto consideró que quien debía atenderla en esos momentos era
su hija mayor y no mi madre, ya que mi mamá trabaja en largas jornadas, como
gerente del banco caja social, muchas veces tenía que quedarse hasta tardes
horas para cumplir con sus obligaciones laborales.
Era un 24 de
diciembre, estábamos reunidos en nuestra casa toda la familia, compramos pavo,
entradas de comida y mucho más. Algo típico en nuestra familia es entregar
regalos a cada miembro. Es una fecha que todos esperamos con ansias. Ya eran
las 12:00pm. Repartimos regalos, comimos, bailamos, disfrutamos mucho. Mi papá recibió
una llamada entre las 2 de la mañana y las 3. No prestamos mucha atención y
seguimos bailando. Cuando entro a la casa con lágrimas en la cara todos nos
preocupamos mucho y salimos corriendo a preguntar qué había pasado. Nos dio la
noticia de que mi abuela había fallecido, la llamada había sido de un tío que
estaba compartiendo con ella y otros familiares en la casa esa navidad. La reunión
se acabó en ese momento, todos lloramos, todos habíamos compartido momentos muy
lindos con ella. Ella siempre había dicho que quería que el niño Jesús se la
llevara al cielo, y ese día así fue. A las 6 de la mañana mi papá, mi mamá y mi
padrino viajaron al Guamo, estuvieron en el entierro y el velorio.
¿Qué pesar del pollito? Y tan linda tu abuelita.
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